jueves, 20 de enero de 2011

Bhopal Express, la tragedia de medianoche.

Cuando alguna película se basa sobre hechos reales pareciera calar más hondo en los espectadores quienes se conmueven y empatizan con lo que está sucediendo en la pantalla. Algunas veces son historia reales contadas por sus protagonistas con nombre y apellido, y que, por tanto, está siendo interpretada parte de su vida (por nombrar una película podríamos hablar de “El Sustituto”, 2008). Otras veces se crean personajes, se crea una historia particular para contar hechos reales en donde sus protagonistas vivieron –o viven- en el anonimato, películas en donde el argumento es una excusa para impactarnos con la Historia que se suele olvidar o quedar en algún periódico olvidado. Esta es la historia en la que me voy a detener.

Verma y Tara no existen, pero si existieron las 8000 personas que murieron en la primera semana del “accidente” químico más grande en la historia de India. Verma y Tara se reencontraron en la estación de Bhopal Express, también se reencontraron un cuarto de la población que sobrevivió con enfermedades crónicas producidas por la nube de 40 toneladas de gas tóxico que afectó a Bhopal. Verma y Tara sobrevivieron, también sobrevivieron las sustancias tóxicas, la contaminación en el agua y el daño irreparable en la población.
La noche del 3 de diciembre de 1984 desde la multinacional norteamericana Union Carbide se escapan toneladas de gases letales con catastróficas consecuencias para la población más sencilla de Bhopal, la que obviamente trabajaba en la fábrica y vivía alrededor de ella, en las afueras de la ciudad. Union Carbide nació de la venta de varias fábricas indias a la multinacional para poder abarcar el mercado de pesticidas y herbicidas, fundamental para el plan del gobierno de aumentar los rendimientos de la producción agrícola.
El mantenimiento de la fábrica era deplorable, las alarmas no funcionaban y la empresa no cumplía con todas las medidas de seguridad. Esa noche fatal se produjo una reacción de los químicos que terminó con nubes de gases tóxicos que el viento impulsaba hacia la ciudad, así la muerte comenzó a viajar en dirección norte llevándose a gran parte de la población india.
Por su parte, la empresa acusó a unos  ex empleados de sabotaje para justificar el accidente, el director de la empresa fui acusado de asesinato y la fábrica fue cerrada, tiempo después Union Carbide se fusionó con la multinacional Dow Chemicals.
La excusa para contar esta historia está clara en la película Bhopal Express (1999). No se debe esperar que ocurran estos “accidentes” para que las empresas se hagan cargo de sus responsabilidades, para que el mantenimiento y las condiciones de seguridad sean adecuados y para que el medio ambiente sea respetado. 

Acá hay un link con una canción e imágenes de la película: http://www.youtube.com/watch?v=0dPdq5hm63A

sábado, 8 de enero de 2011

El Efecto Anthony Quinn

Es interesante ver como Hollywood se relaciona con otros lugares del mundo. En los argumentos de sus películas vemos como los norteamericanos transforman los lugares en otros, por ejemplo el desierto de Arizona fue el escenario de la lucha de Aquiles contra Hector en la reciente versión de la cinematográfica de la Iliada (Troya. 2005). Pero en relación a las identidades étnicas el tema se vuelve aun más divertido, vemos que un actor con sólo portar cierta vestimenta se apropia de determinada identidad cultural. En estas ilusiones donde en Hollywood los españoles pasan por mexicanos, y así los autores van permutando su identidad al momento de transformar su imagen.
Dentro de los actores que interpretan papeles étnicos en el cine hollywodense, el rey lejos es el fallecido Anthony Quinn. El mexicano tuvo una carrera de décadas en el cine norteamericano y en sus trabajos lo pudimos ver interpretar papales de árabe (acompañado de una tupida barba), griego, huno, hebreo y, por supuesto, de latino.
Lo interesante de Anthony Quinn es que sus interpretaciones de árabe, griego, o latino son convincentes no sólo porque el fallecido Zorbas era un gran actor, sino porque visualmente es convincente ver al señor Quinn representar papeles étnicos tan diversos.
Ahora si nos detenemos en ver los papeles interpretados por Anthony Quinn vemos que no tuvo la oportunidad de interpretar a Erick el Rojo o algún personaje nórdico, los variados personajes históricos o ficticios que interpretó estaban restringidos a un área que va desde Medio Oriente hasta América Central, entre lo que abarcan las líneas imaginarias del Trópico de Cáncer y Capricornio. Vemos entonces que Hollywood ve que el rasgo más característico de los hombres incluidos en estas aéreas es el pigmento de su piel, sin buscar más detalles en los fenotipos y diferencias étnicas entre latinos, europeos mediterráneos y árabes. Para los ojos norteamericanos el ser moreno es suficiente para poder pasar por cualquiera de estas etnias simplificando la forma como se miran las etnias y diferenciando entre “Ellos” de tez clara y pelo claro y los “Otros” morenos.
Les invito a revisar el Efecto Anthony Quinn, vean su trabajo, revisen la filmografía de este actor y de darán cuenta de lo que estoy planteando, además de ser muy divertido, es interesante ver como el cine norteamericano simplifica las diferencias étnicas, probablemente porque para la mayoría de los espectadores de estas taquilleras películas no son capaces, o no les interesa, reconocer y ver las diferencia entre una etnia y otra, con que sea moreno basta para ser convincente.