lunes, 31 de octubre de 2011

I Robot

Cuando hablamos de robots, específicamente de androides, no dejamos de hablar de nosotros mismos (¿Cuándo realmente no lo hacemos?), pero en estos casos florecen los pequeños límites, las insolencias de la ciencia, la creación, los derechos. La película “Yo Robot” quizás no se convertirá en un clásico en el futuro, quizás los ortodoxos de la prosa futurista de Asimov le reprocharan alejarse del espíritu esencial de la novela, ciertamente la película no será tan clásica como el robot prototipo N S 5 que la protagoniza y que lo llaman Sonny.
Alex Proyas el director, responsable de correctas películas como Dark City y especialmente la adolescente The Crow (con un difunto en el Plató) , logra en este film crear una atmósfera de eterna duda, desconfianza, de ética.
La película en su factura es delicada, el Robot Sonny es impecable en su movimiento y caracterización, es sugestivo como ecléctico e irónico, poderoso en la retorica, rápido en el juicio y posee una inteligencia que se adapta, trata de sentir, de fingir, un guiño del ojo, la tan humana ira. Desde los oscuros robots (que parecían juguetes o mercenarios) de Blade Runner y la socialdemócrata película de Lang “Metropolis” (donde había también como VIKI de Yo Robot una maquina corazón) no se veía un Robot con una identidad tan fuerte, que resultara tan atractivo.

Los humanos nos inventamos eso llamado alma, primero para desde una perspectiva hegemónica, soportar y domar la naturaleza, pero los robots precisamente por que no practican nuestros vicios nos asustan con hacernos esclavos. Aunque en toda película de Hollywood se ve entre penumbras esa ingenua y repetitiva defensa estética de la Democracia, o de “su” Democracia, pero no hay que engañarse, para llegar a la supervivencia es necesaria una transición violenta, después de este trauma vendrá la justicia (quizás mas querida hoy que la libertad ambigua).Resultado: revolución robótica (toda Revolución debe ser en parte “Robótica”). Incluso teniendo sólo tres leyes la interpretación lleva a diversas acciones políticas. Los lógicos lo saben mejor que nunca. Y me recuerdo de Hegel que quedo enamorado de Napoleón incluso cuando sus tropas aplastaban Jena, la ciudad en que estaba, donde tuvo que salir huyendo de su “espíritu absoluto”. Hegel fue el primer androide.

El ser humano es único, pero estos androides los diseñan con rostro para amenazar la hegemonía del gesto. En una escena Sonny al dibujar su sueño reconoce: “jamás podré hacer una obra de arte” (quizás él ya sea una) y bosqueja al solitario redentor de sus pares, ahí están todos formados “esclavos de la lógica”. Ahí esta el gran tema de Asimov, la supuesta inviolabilidad de las tres leyes, aunque todo se puede violar si hay perspectiva.

Las tres leyes robóticas

1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción,
dejar que un ser humano sufra daño.

2. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un
ser humano, excepto cuando estas órdenes están en oposición
con la primera Ley.

3. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta
protección no esté en conflicto con la primera o segunda Leyes.

Manual de Robótica
1 edición, año 2058


Si hay sujeto.¿ Es un robot un sujeto?, una persona (o dado el avance del prototipo NS 5 ¿lo serán pronto?), ¿Será un asunto de fibra y de orgánica? Si lo llevamos al terreno químico ambos nos disolvemos ¡hay que inventar una diferencia trascendental! Una metafísica. Si se copia la estructura se produce el drama. Por eso Eva fue producto de una especie de “Robótica”, de acto “cibernético”, ensamblada de otra estructura aburrida como el hombre.

Al final el policía (el irrelevante Will Smith) logra decirle “alguien” y no algo, Sonny el Robot ya posee un nombre , en el primero de tantos avances (aunque más parece profeta que prototipo perfectible, como el hombre Bicentenario). Es único y lo sabe. Reconoce en él –y en todos- una misión en la existencia. Para algo fuimos creados.
No es casual que nuestra identidad originalmente ya sea falseada, el término persona viene de “prospora”, o sea la máscara griega para ejecutar las actuaciones. Para los Helenos los esclavos no tenían las mismas cualidades del ciudadano libre. Eso era inobjetable y casi natural. No existía “la humanidad total”. La máscara griega tenía un solo orificio donde la voz resonaba mejor y dirigida, por esa dirección homogénea se le denominó persona. En la película los androides más primitivos oficiaban de esclavos, curiosamente la palabra robot viene del checo robota (trabajo forzado) y rabota (servidumbre). Sonny parece ser la única “persona” entre una mochedumbre mecánica. El dilema es entonces la dicotomía entre persona y esclavo, el que se hace persona esta en condiciones de esclavizar.

En el futuro las creaciones androides gozaran de mas derechos, ¿serán mas que algo? Crear un androide (a diferencia de un simple robot industrial montador de autos) es sospechar de la humanidad. Si fijamos una estructura humana es para que alguna vez inconscientemente nos reemplacen, y ese reemplazo no sólo será a nivel de poder sino a uno mas profundo, a nivel de ética. El antropocentrismo se fatiga en la naturaleza, el punto de vista privilegiado pierde nitidez. Hacemos androides para remarcar la pregunta agónica de ¿que es el hombre?, este ya disuelto en la lógica no puede volver, el precipicio abstracto de la filosofía lo anuló. Fijémonos en las “estructuras” de Foucault que pronunció la marquetera sentencia del fin del hombre (es más, la moda estructuralista sentenció esta frase atribuida a Roland Barthes en plenas protestas del mayo francés: “es evidente que las estructuras no salen a las calles”). La estructura se lo devora todo, el existencialismo será visto como un berrinche infantil dentro de una maquinaria eficaz. Asimov irónicamente es un escritor estadounidense nacido en la Unión Soviética. Lo que no habíamos advertido aún es que el “yo” es un Robot.



(Agradecemos a Alvaro Campos por enviar esta interesante post)

domingo, 23 de octubre de 2011

Violeta se fue a los cielos.


Hace ya casi un siglo nació Violeta Parra y en los años que estuvo viva, incursionó en el arte desde distintos caminos, artes plásticas, decorativa, poesía y por sobre todo música.

Si bien su trabajo es principalmente reconocido por su aporte en el folklore, la artista sureña es un ícono de la cultura de masas en Chile y como tal su espíritu, que ella misma se encargo de plasmar en diferentes artes, era inevitable que vida llegara al Cine.
Sobre Violeta Parra se habían filmado algunas películas con anterioridad, documentales para ser más precisos, fue sólo este año que pudimos ver una superproducción en un trabajo de ficción que se basaba en la vida, en especial la vida privada, de Violeta Parra.
“Violeta se fue a los cielos”, al menos en la taquilla este año, suscitando una gran expectación frente al trabajo de Andres Wood, quien explicó que su objetivo era rendir un homenaje a una artista que nunca se sintió valorada en Chile. Junto con eso buscaba hacer una película de ficción que lograra ser una biografía con un cierto valor documental. Miles de personas fueron a ver la película y cada uno de los que salía de las sala de cine, tenían la sensación de que algo faltó, ni hablar de los comentarios de la familia Parra frente a la película que la tildaron de caricaturesca. Todos comparamos nuestra experiencia y sensaciones frente a la obra de la folkclorista y encontraban que no coincidía con la obra de Wood o la interpretación de Fransisca Gavilán. En este aparente error cae la mayor virtud de la película. Wood y el equipo en general presentaron lo que según ellos es una Violeta, una de muchas, la cual surge desde la interpretación de su obra, de ahí que la película sea una especie de musical. Al acercarse a un artista desde su obra siempre van haber igual cantidad de interpretaciones como espectadores tengan los trabajos de un artista.
El principal objetivo de esta película que era corregir el error de nuestros compatriotas que no valoraron a esta artista, o que pusieron su postura política (una postura clara, consiente, inteligente y llena de perspectiva) por sobre su talento, o que simplemente no la valoraron por falta de sensibilidad, fue logrado con creces. La intención de hacer una biografía siempre es difícil de lograr por el simple de hecho que ¿Cómo podríamos encerrar una vida entera entre fotogramas?, incluso la vida más simple no cabe en una película. Lo interesante es que se abrió una puerta a la creación cinematográfica en torno a nuestros artistas, así que nos sentaremos a ver mucha otras Violetas, que completen la de Andres Wood, y luego veremos Pablos Nerudas, Marcelas Paz, Guru Gurus, Renes de la Vega, Cecilias y muchos otros más.