domingo, 13 de noviembre de 2011

En esa tierra que no es de nadie

Hace algunos años vi una película que tiene el nombre más perfecto que podría tener “No Man's Land” (“En tierra de nadie”).
El conflicto de los Balcanes, ocurrida entre 1992-1995, fue un sangriento conflicto político y étnico que azotó a bosniacos (49% musulmanes), serbios (34% ortodoxos) y croatas (15% católicos). Mientras Bosnia-Herzegovina proclamaba su independencia de Yugoslavia, los serbios fundaron su propia república, comenzando tiroteos, matanzas y genocidios  que reflejaban la enemistad de los grupos que componían las nuevas naciones. Bajo la presión internacional, los presidentes firmaron un acuerdo de paz en 1995 dando fin a la guerra con más de 300 fosas comunes, 28000 desaparecidos (en su mayoría civiles musulmanes) y más de 2000 mil muertos.
En esta situación particular se desenvuelve la película. En uno de los ataques serbios a la zona de Bosnia-Herzegovina dos soldados, uno bosnio (Ciki), y uno serbio (Nino) se quedan atrapados en pésimas condiciones, irónicamente entre las líneas enemigas, es decir se quedan en tierra de nadie literalmente. Mientras uno de ellos logra conseguir ayuda de un sargento de las Naciones Unidas, quién decide ayudarle, no logran solucionar su problema ya que los mandamases de los cascos azules se niegan a intervenir en aquel “ningún lugar”. Sobre esta situación se entera la prensa convirtiéndolo en uno de los show televisivos más importantes, incluso más que el mismo conflicto.
Esta película más allá de mostrarnos el conflicto de los Balcanes, realiza una fuerte crítica sobre varios aspectos: uno de ellos es la guerra, sus causas absurdas, sus involucrados que no tienen idea por qué comenzó, quién comenzó, quién es el culpable; solo saben lo que la tradición les han enseñado sobre el “otro” diferente, sobre las enemistadades, la patria y la región.
Otra crítica que realiza es el rol que juegan las organizaciones no gubernamentales sobre la intervención en conflictos armados, el que se expresa en una frase que dije el sargento de la ONU: “la neutralidad no existe habiendo asesinatos. No hacer nada no es ser neutrales".
Mientras que el show mediático que arman los medios de comunicación sobre situaciones tan delicadas y complejas sobre la muerte, la guerra y el miedo es otra de las más fuertes críticas que el director muestra en la cinta. En medio de la vida y la muerte son mostrados los protagonistas de la historia como una telenovela más, como símbolo del rating que busca lograr la televisión, ganar dinero con la tragedia de otro, con el sufrimiento y la angustia. Ese triste, crudo e indolente mundo en el que estamos viviendo legitimado por la violencia que se muestra a diestra y siniestra por los medios de comunicación de masas, algo así como el show que se armó con los 33 mineros, la caída del CASA-212, los chicos que murieron en Antuco, y cuánta tragedia azota a nuestro país que se termina convirtiendo el espectáculo más lucrativo de la televisión.
Les dejo un diálogo de la película, para que lo piensen mientras ven noticias de tragedias:
"Ciki: ¿Les pagan bien por mostrar nuestro sufrimiento?
Periodista: (mira a su  compañero cámara): ¿Lo has grabado?"
La película es del director Danis Tanovic y fue estrenada el año 2001. 


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